Mujer dedicada al cultivo de la quinua cerca de Huancayo, Perú. En el mundo, solo el 20% de las mujeres son propietarias de la tierra que trabajan. Investigación reciente sugiere que cuando las mujeres pueden ser propietarias de sus tierras, los impactos positivos son evidentes: se reduce la pobreza, mueren menos niños, disminuye la violencia doméstica y aumenta el rendimiento agrícola.
Photo: Elmer Ayala Hinojosa