Agricultura orgánica: Un sistema productivo eficiente, eco-amigable y rentable para los jóvenes de las zonas rurales

monica

Los jóvenes de las zonas rurales del Perú enfrentan una época difícil: la falta de oportunidades de empleo amenazan su calidad de vida, y la agricultura tradicional basada en el uso indiscriminado de productos agroquímicos en los cultivos no solo significa que nos estamos alimentando con productos llenos de químicos, sino que muchas veces representa un alto costo de producción para los agricultores, amenazando también su rentabilidad.

Igualmente, estas prácticas agrícolas tradicionales no responden adecuadamente a la reducción de gases de efecto invernadero (GEI) ni a la mitigación del cambio climático; y durante muchos años en el Perú no se valoró la importancia de promover políticas estatales de apoyo a alternativas como la agricultura orgánica.

Desde mi experiencia de investigación en el Valle del Mantaro en el Perú, he enfocado mi trabajo en la aplicación de técnicas de mitigación del cambio climático, y por los resultados obtenidos considero que la agricultura orgánica responde adecuadamente a este desafío.

Pero, ¿Qué es la agricultura orgánica?

Cuando hablamos de agricultura orgánica, nos referimos a una producción agrícola totalmente ecológica: El uso de plantas sin variaciones genéticas, además de la fabricación de fertilizante a partir del reciclaje de residuos orgánicos, que cumplen el doble propósito de evitar la contaminación y aprovechar la materia orgánica, minimizando el impacto ambiental y logrando un eficiente secuestro de carbono.

Este modelo de producción solo es posible con un cambio sustancial en los hábitos de consumo, pero trae innumerables beneficios para los productores: El principal de ellos es un modelo de desarrollo autosostenible, pues dejan de depender de insumos externos para sus cultivos.

Es ampliamente aceptado que la agricultura orgánica favorece el mejoramiento de la seguridad alimentaria y el alivio de la pobreza, mediante la creación proactiva de nuevos mercados locales y de exportación y el impulso al desarrollo rural sostenible a partir del empoderamiento de los agricultores y sus organizaciones.

Además, los precios de los productos orgánicos en los nuevos mercados son muy atractivos para generar empleos bien remunerados para los jóvenes, con este tipo de propuesta, se genera un nuevo modelo de desarrollo que no contamina el medio ambiente, con salarios justos y creando inclusión en un sector olvidado por el estado.

Construyendo entre todos la solución

Los sistemas de producción orgánica son especialmente adecuados para los pequeños agricultores, porque dependen del uso sostenible de los recursos locales y de compartir los conocimientos tradicionales en las redes sociales de los productores.

La transición a la agricultura orgánica también genera beneficios para la salud de los consumidores y contribuye a la conservación de la biodiversidad y la mitigación del cambio climático. Este tipo de agricultura además pone énfasis en la seguridad alimentaria de mujeres y grupos vulnerables.

Siendo un problema que cada vez genera más consenso de su gravedad, el cambio climático debe enfrentarse con alternativas creativas y orientadas a la población más vulnerable. Es nuestro deber potenciar estos sistemas productivos, promoviendo su dimensión ecológica y social; es una deuda pendiente que tenemos con los jóvenes, y las generaciones futuras.

Blog basado en el texto de Mónica Ojeda Orrego (Huancayo, Perú).
Editado por José Luis Urrea (CCAFS).